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Cienfuegos Ilustre

Sentirse importante...

Sentirse importante...

Por: Mabelín Barrios Rivero*

Cuando llegaron, todos nos preguntábamos  para que nos hacían perder el tiempo en aquella reunión sin sentido, nosotros, estudiantes del décimo grado en el codiciado IPEVCE  Carlos Roloff  no teníamos ningún interés en echar por la borda todo el esfuerzo, sacrificio y largas horas de estudio que nos había costado llegar hasta allí. Incómodos y algunos hasta disgustados porque nos anularan el tan anhelado horario de descanso con aquella improvisada asamblea entramos al teatro.

Trajeron, inteligentemente, a una ex estudiante del afamado centro preuniversitario que precisamente a comienzos de ese año, cuando apenas nos estábamos acomodando y sin conocerla, habíamos despedido. A estas alturas del curso ya formaba parte de la tan mencionada por esos días Escuela de Formación Emergente de Maestros Primarios “Manuel Hernández Osorio”  inaugurada con el objetivo de convertirse en faro del programa de la Revolución  ideado por nuestro Comandante Fidel de situar un educador cada veinte escolares en aras de mejorar el Proceso de Enseñanza Aprendizaje tanto para los niños como para los maestros.

Comenzaron a hablar y nuestras sospechas se vieron reflejadas en sus palabras, venían con el proyecto de crear una segunda avanzada de pedagogos para el nuevo período lectivo. Contra todas las expectativas muchos salieron de allí decididos a marchar como en su momento lo hiciera Manuel Ascunce al llamado de la alfabetización del futuro, entre ellos estaba yo. Ciertamente nunca me he arrepentido de aquella decisión, los años de experiencia que he acumulado revelan lo trascendental que ha sido en la evolución de mi personalidad y mi formación como futura Comunicadora Social la convivencia con los pequeños.

Es increíble todo lo que se aprende cuando pasas más de cuarenta horas a la semana en un aula bien diversa con los chicos. Salir a la calle y voltear al escuchar una voz emocionada que te grita ¡MAESTRA! y encontrarte con un par de ojitos brillantes de entusiasmo, es la más profunda sensación de que tu trabajo está más que recompensado, cuando te conviertes en el ídolo de esas tiernas criaturas que te ven como algo  exclusivo.

Cada día resulta nuevo y excitante, ver como tus frases, ideas y convicciones son absorbidas por una nueva generación de  personas te hace sentir  verdaderamente importante. La vida me ha dado muchos y grandes regalos pero estoy segura que ser la luz en la oscuridad de la ignorancia de esos niños es el mayor de todos.

*Estudiante de Comunicación Social

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