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Cienfuegos Ilustre

“Cienfuegos: un patrimonio mundial para amar y preservar”

“Cienfuegos: un patrimonio mundial para amar y preservar”

Por: Mario José Pentón Martínez*

Ese fue el título que Irán Millán Cuétara, director  de la recién creada Oficina del Conservador, dio a su conferencia magistral sobre la historia y la labor que se ha realizado por la preservación de esta hermosa ciudad.  

En la disertación, ofrecida en la Catedral de la villa el 5 del presente mes, el experto historió las razones por las cuales nuestra urbe fue escogida como Patrimonio universal y reiteró la importancia de ser “la octava maravilla de Cuba”, entre ellas mencionó los estilos arquitectónicos, el hecho de ser una ciudad en desarrollo con la pronta aparición de bancos, industrias y periódicos.

Además el defensor de nuestras tradiciones se refirió al fortalecimiento económico del centro histórico, facilitando a empresas la preservación de sus instalaciones como parte del  patrimonio colectivo y citó como ejemplo al antiguo Hotel Brixton, hoy gerencia de CIMEX. SA. Esto posibilitará el sostenimiento y reconstrucción de los principales edificios de la zona.

Igualmente describió la estrategia que lleva adelante la oficina con vistas a promover el desarrollo cultural en las 70 manzanas declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad. Las actividades recreativas y culturales que deben fomentar el desarrollo de la ciudad: entre ellas el sitio de los artesanos cienfuegueros. 

Primicias importantes para todos los habitantes de esta ciudad son la puesta en marcha de un programa de mejoramiento arquitectónico en la calle Santa Isabel, desde San Fernando hasta La Mar, con la creación de grandes macetas, remozamiento de edificaciones y aceras con el criterio de tiras de fachadas, favoreciendo la vinculación de las tres zonas más importantes de la urbe: Parque Martí, Prado y la Bahía. Recordemos que por esta vía pasa el cable submarino que une a Cuba  con Europa.

Al mismo tiempo se trataron temas relacionados con la futura sede de la Oficina del Conservador y el monumento a Don Luis de Clouet fundador de la villa, cuyos restos yacen en el almacén del Museo provincial de historia.

*Estudiante de Comunicación Social 

 

Jóvenes de hoy

Jóvenes de hoy

Por: Mabelín Barrios Rivero*

“La juventud está perdida”. Si nos detenemos cuando caminamos por el prado o por los parques Villuenda y Martí de seguro esta frase llegará a nuestros oídos. Los ancianos que han vivido más de cinco décadas tienen por costumbre criticar, y no precisamente de forma constructiva, a los que en medio de lo acontecido en el presente siglo constituimos dicha juventud.Criticar,  esa “habilidad” que poseemos casi todas las personas cuando se trata de mirar la paja en el ojo ajeno se ha apoderado de los temas de conversación populares más frecuente.

Por años se le ha atribuido a la juventud el actuar locamente, o la pasión al expresarse y revelar modos de actuar o presunciones; lo cierto es que a esta generación no le toco enfrentarse al tirano bajo las doctrinas de Martí, ni asumir la alfabetización de las zonas rurales del país. Sin embargo somos protagonistas de los principales Programas de la Revolución encaminados a satisfacer las demandas sociales de la patria.

En nuestras no experimentadas, pero si dispuestas manos está la educación tanto general como cultural de las nuevas generaciones. Tenemos la responsabilidad de garantizar el futuro de la nación y a pesar de lo que algunos consideran defectos hemos sido osados al asumir esta tarea.Nadie tiene  el derecho de juzgar a otros, pero a modo de respuesta, pienso que lo que nos falta no es nuestra responsabilidad, solo estamos comprometidos con la formación de los ulteriores jóvenes. Entonces… ¿A quién debemos reprochar lo que se nos señala?

*Estudiante de Comunicación Social

Sentirse importante...

Sentirse importante...

Por: Mabelín Barrios Rivero*

Cuando llegaron, todos nos preguntábamos  para que nos hacían perder el tiempo en aquella reunión sin sentido, nosotros, estudiantes del décimo grado en el codiciado IPEVCE  Carlos Roloff  no teníamos ningún interés en echar por la borda todo el esfuerzo, sacrificio y largas horas de estudio que nos había costado llegar hasta allí. Incómodos y algunos hasta disgustados porque nos anularan el tan anhelado horario de descanso con aquella improvisada asamblea entramos al teatro.

Trajeron, inteligentemente, a una ex estudiante del afamado centro preuniversitario que precisamente a comienzos de ese año, cuando apenas nos estábamos acomodando y sin conocerla, habíamos despedido. A estas alturas del curso ya formaba parte de la tan mencionada por esos días Escuela de Formación Emergente de Maestros Primarios “Manuel Hernández Osorio”  inaugurada con el objetivo de convertirse en faro del programa de la Revolución  ideado por nuestro Comandante Fidel de situar un educador cada veinte escolares en aras de mejorar el Proceso de Enseñanza Aprendizaje tanto para los niños como para los maestros.

Comenzaron a hablar y nuestras sospechas se vieron reflejadas en sus palabras, venían con el proyecto de crear una segunda avanzada de pedagogos para el nuevo período lectivo. Contra todas las expectativas muchos salieron de allí decididos a marchar como en su momento lo hiciera Manuel Ascunce al llamado de la alfabetización del futuro, entre ellos estaba yo. Ciertamente nunca me he arrepentido de aquella decisión, los años de experiencia que he acumulado revelan lo trascendental que ha sido en la evolución de mi personalidad y mi formación como futura Comunicadora Social la convivencia con los pequeños.

Es increíble todo lo que se aprende cuando pasas más de cuarenta horas a la semana en un aula bien diversa con los chicos. Salir a la calle y voltear al escuchar una voz emocionada que te grita ¡MAESTRA! y encontrarte con un par de ojitos brillantes de entusiasmo, es la más profunda sensación de que tu trabajo está más que recompensado, cuando te conviertes en el ídolo de esas tiernas criaturas que te ven como algo  exclusivo.

Cada día resulta nuevo y excitante, ver como tus frases, ideas y convicciones son absorbidas por una nueva generación de  personas te hace sentir  verdaderamente importante. La vida me ha dado muchos y grandes regalos pero estoy segura que ser la luz en la oscuridad de la ignorancia de esos niños es el mayor de todos.

*Estudiante de Comunicación Social

En aras de la conservación...

En aras de la conservación...

Por:  Mario José Pentón Martínez*

Cienfuegos, entre todas las urbes cubanas es reconocida por la belleza de sus calles, sus espacios públicos y la cultura de sus hijos. Siguiendo este pensamiento el Museo Provincial, en coordinación con la ENR “Emiliano Álvarez” y la ENU “Carlos Manuel de Céspedes” desarrolla un Proyecto denominado “Patrimonios de mi ciudad”, en el cual están implicados los siete alumnos de quinto grado de la primaria rural y 15 de la urbana, y tiene como objetivos profundizar en el conocimiento de los monumentos nacionales y locales dentro de nuestro territorio, formar conciencia de la  importancia  de conservar estos lugares, verdaderos tesoros de la historia local y realizar acciones concretas a favor de su preservación. 

El programa de estudios, ideado para unos veinte encuentros prevé la participación activa de los educandos en las tareas del museo y su vinculación con la futura Oficina del Conservador de la ciudad.  

Según nos refiere la Lic. Carmen Rosa Pérez Ortiz, especialista del Museo  el proyecto está teniendo muy buenos resultados, lo cual pudimos constatar también por la opinión de algunos padres y el entusiasmo que se observa en los niños. Sus maestros nos han confirmado que a partir del inicio del proyecto se ha elevado el nivel real de aprendizaje de los estudiantes y muestran mayor preocupación por asignaturas de la cátedra humanística como la Historia de Cuba y la Educación Cívica.  

*Estudiante de Comunicación Social

Guanaroca

Guanaroca

Al sudoeste de la hermosa bahía de Cienfuegos, se extiende una laguna salobre, en la que derrama parte de sus aguas el rio Arimao.Es la laguna de Guanaroca, en cuya tersa superficie se refleja la pálida luna, la dulce Maroya de los siboneyes, productora del rocío y benéfica protectora del amor.Según la leyenda siboney, la laguna Guanaroca es la verdadera representación de la luna en la tierra. ¿Conoces la poética tradición, lector? Tiene sabor agreste y primitivo, muy propio de las sencillas creencias de hombres que vivían en contacto con la naturaleza bravía, exuberante y cálida.

En los tiempos más remotos, Huion, el sol, abandonaba periódicamente la caverna donde se guarecía para elevarse en el cielo y alumbrar a Ocon, la tierra, prodiga y feraz , pero huérfana todavía del humano ser. Huion tuvo un deseo: crear el hombre, para que hubiese quien lo admirara y adorase, esperando todos los días su salida, y viese en el al poderoso señor del calor, la luz y la vida. Al mágico conjuro de Huion, surgió Hamao, el primer hombre. Ya tenía el astro rey quien lo adorara, quien lo saludara todas las mañanas con respetuosa alegría desde los alegres valles y altas montañas. Esto le bastaba a Huion y no se preocupó mas Hamao, a quien el gran amor que por su creador sentía, no bastaba a llenarle el corazón. Veíase solo, en medio de una naturaleza esplendida, dotada de una vegetación exuberante, poblada de seres que se juntaban para amarse.

En medio de la universal manifestación de vida y amor, sentía Hamao languidecer su espíritu y le afligía la inutilidad de su vida solitaria. La sensible y dulce Maroya, la luna, compadeciose de Hamao, y para dulcificar su existencia, diole una compañera, creando a Guanaroca, o sea, la primera mujer. Grande fue la alegría del primer hombre. Al fin tenía un ser con quien compartir goces y penas, alegrías y tristezas, diversiones y trabajos. Los dos se amaron, con frenesí, con incansable pasión sin saber todavía lo que era el hastío. De su unión nació Imao, el primer hijo.  Guanaroca, madre al fin, puso en el hijo todo su cariño, y el padre, celoso, creyéndose preterido, concebió la criminal idea de arrebatárselo. Una noche, aprovechando el sueño de Guanaroca, cogió Hamao al tierno infante y se lo llevó al monte. El calor excesivo y la falta de alimento produjeron la muerte de la débil criatura.

Entonces el padre, para ocultar su delito, tomó un gran güiro, hizo en le un agujero y metió dentro el frio cuerpo del infante,  colgando después el güiro de la rama de un árbol.Notando Guanaroca, al despertar, la ausencia del esposo y el hijo, salió presurosa en su busca. Vagó ansiosa por el bosque, llamando en vano a los seres queridos, y ya, rendida por el cansancio, iba a caer al suelo, cuando el grito estridente de un pájaro negro, probablemente el judío, hízole levantar la cabeza, fijándose entonces en el güiro que colgaba en la rama del próximo árbol. Sea por innata curiosidad que ya se manifestaba en la primera mujer, o por un extraño presentimiento, Guanaroca sintiose compelida a subir al árbol y coger el güiro.Observo que estaba perforado y con espanto creyó ver en su interior el cadáver del hijo adorado.

Fue tan grande el dolor y tan intensa la emoción, que se sintió desfallecer y el güiro se escapó de sus manos, cayendo al suelo; al romperse vio con estupor que del  güiro salían peces, tortugas de distintos tamaños y gran cantidad de líquido, desparramándose todo colina abajo. Acaeció entonces el mayor portento que Guanaroca viera: los peces formaron los ríos que bañan el territorio de Jagua, la mayor de las tortugas se convirtió en la península de Majagua y las demás, por orden de tamaño, los otros cayos. Las lagrimas ardientes y salobres de la madre infeliz, que lloraba sin consuelo la muerte del hijo amado, formaron la laguna y laberinto que lleva su nombre.

El tesoro de Reina

El tesoro de Reina

Todas las ciudades son conocidas por su cultura, sus tradiciones, su idiosincrasia, pero no pocos se asombran al ver a un turista investigar sobre los cementerios locales, los camposantos donde se recoge gran parte del testimonio histórico de los años precedentes. Afortunadamente en la nuestra no ocurre así.

Cienfuegos, rica ciudad fundada en el siglo XIX cuenta, entre sus tesoros más apreciados la existencia de dos grandes cementerios que han merecido el reconocimiento de patrimonio nacional, nos referimos al Cementerio General (1839) o de Reina, como se le conoce popularmente y al Cementerio Tomás Acea (1926) donado por esta caritativa familia a la comunidad jagüense.

En este día me gustaría aludir al Cementerio de Reina, que en muchas ocasiones resulta el más olvidado, quizás por el desconocimiento de los valores que reúne.

El Cementerio de Reina fue iniciado en 1836, siendo gobernador de la villa de Cienfuegos el Sr. Narciso Arascot. Pronto, por falta de recursos el cabildo municipal abandona la importante obra por falta de recursos y no será hasta 1839 que Carlos Tolrá, al mando del poblado, dé fin a la obra comenzada.

El 27 de junio de 1839 el P. Loreto, primer cura párroco de la naciente población da su bendición solemne al Cementerio General, que obedecía a los criterios más avanzados por aquella época en construcción. Su ubicación estratégica a las afueras de la ciudad permitía que, al fluir los vientos del Sur Sudeste en las cercanías de la costa alejara las impurezas contenidas en el aire. Por otra parte el sistema de enterramientos en nichos (cavidades) verticales, era sin duda alguna revolucionario para la época, pues ya los enterramientos se suprimirían en los templos.

También responde a la importancia de iniciar la construcción de un nuevo Cementerio el hecho que, antes de 1839 el lugar donde eran inhumados los restos mortales de los habitantes de Cienfuegos estaba ubicado en la manzana Santa Cruz- Casales- Santa Isabel- Velazco, por lo cual muy pronto queda dentro de los límites citadinos. Fue de singular importancia para el traslado hacia Reina que en las cercanías del antiguo camposanto existiera una laguna natural, que según sabemos por la obra del historiador cienfueguero Enrique Edo “Memorias de Cienfuegos” inundaba frecuentemente el lugar de reposo de los difuntos.

La nueva obra fue copia del Cementerio Espada, construido alrededor de 1805 en La Habana y del cual, lamentablemente se conservan muy pocos vestigios. Su estructura consistía en un patio rectangular, conformado por paredes de nichos verticales y una capilla, donde se rezaba el oficio y las misas de cuerpo presente.

En Reina, se conservan no sólo las paredes de nichos sino que además se yergue la capilla, financiada y posteriormente remozada por la familia Acea. Prueba de lo anterior es la existencia de bóvedas en el portal del templo pertenecientes a ella. Lamentablemente el paso del tiempo y el descuido fueron implacables con esta construcción, por lo que hoy podemos apreciar una reconstrucción de lo que fue en sus orígenes.

El cementerio cienfueguero es el único en toda la isla que mantiene casi intactas sus paredes de nichos verticales, el sistema de enterramientos del siglo XIX. Allí podemos encontrar verdaderos tesoros en esculturas de alto relieve que los adornan. Los materiales para la confección de las lápidas de éstos son el mármol, el hierro fundido y la pizarra.

El primer nicho data de 1842, allí yació Juan Vives, uno de los fundadores, que acompañó a De Clouet en la aurora de la Villa. En el siglo XIX eran altamente cotizados estos nichos, siendo así que por estos años encontramos los nombres de los opulentos vecinos. Por el contrario, finalizando el último tercio de este siglo y hasta el cierre de los mismos se inhumaron allí los restos de la clase media baja e incluso de obreros.

De inigualable importancia son también las efigies de ángeles que engalanan los panteones y bóvedas de las familias adineradas de la ciudad, que según se observa a inicios de siglo tuvieron la afición de competir en belleza y ostentación.

Un vivo ejemplo de estas bellas piezas estatuarias lo constituye la llamada “Bella Durmiente”, que, según cuenta la tradición fue encargada a Italia por el dueño del Hotel Unión, con ocasión del fallecimiento de su esposa. Sus atributos la han envuelto en una leyenda, pues la imagen representa una bella joven dulcemente dormida, recostada a una cruz, con un ramo de amapolas en su mano derecha, mientras con su siniestra aplasta una serpiente, símbolo de la muerte. Lo más curioso es que en un cementerio italiano se conserva otra “bella durmiente” idéntica a la cienfueguera firmada por Sacomanno, lo que hace suponer que la última sea obra de ese escultor, aunque aun se polemiza en este tema, pues la nuestra es anónima.

De igual modo las rejas que abrazan los panteones de la necrópolis manifiestan el trabajo progresivo en la fundición y forja del metal en nuestra Villa. Las primeras verjas fueron encargadas a La Habana, sin embargo en fechas muy recientes a la instauración del camposanto encontramos ya trabajos de empresarios cienfuegueros como los que están firmados por Clark y su viuda. Estos trabajos, de una singular belleza presentan el gusto refinado de nuestros habitantes. Es curioso observar como las labores de los talleres de fundición de Clark presentan como denominador común un medallón en la puerta de entrada y gruesas líneas alrededor de toda la obra.

Acercarse a la historia de este sitio patrimonial es realmente apasionante. Heredamos de nuestros ancestros una cultura excepcional, debemos valorarla y saber apreciar la importancia de conservar tanta belleza e historia para las generaciones venideras así como hacer llegar a los jóvenes todo el conocimiento que reposa en nuestras bibliotecas y museos. Esta labor corresponde a todos. Tristemente la negligencia, la falta de compromiso y responsabilidad con nuestro pasado ha destruido buena parte de este legado en el Cementerio General. Unámonos por su preservación.